Sentido de
pertenencia en el colegio
Como primera conclusión se
puede aseverar que los factores son variados pero los que más influyen en la
falta de sentido de pertenencia, en este caso, es la estructura física o el
ambiente de trabajo así como también los equipos técnicos y tecnológicos de los
cuales disponen ya que estos les pueden ofrecer y brindar mayor facilidad y
eficacia al momento de desarrollar cualquier actividad. Igualmente es importante
facilitar todo el material académico, informativo, etc.
Como segunda conclusión
tenemos que es la comunicación interna es otro factor importante e influyente
en gran proporción a la hora de decidir cualquier cambio dentro de la escuela
ya que estos deben corresponder a las necesidades del público interno
(profesores y estudiantes) porque de lo contrario afectara negativamente el
sentido de pertenencia; de igual modo debe mantenerse una comunicación
bidireccional y constante porque de lo contrario se verán afectadas y
perturbadas las actividades y planes a desarrollar.
Es necesaria la constante información para evitar
problemas futuros, así como también se debe tomar en cuenta el problema
tecnológico. académico y estructural para implementar y manejar políticas y
sistemas que hagan sentir tanto al estudiante como al profesor capaces de
desarrollar, alcanzar y superar todas las metas propuestas con las exigencias
estipuladas.
De la misma manera es importante motivar al público
interno a participar, mejorar y aportar soluciones en beneficio de todos de
manera tal que se sientan involucrados con las situaciones que se suscitan en
el seno de la escuela.
En gran parte de las instituciones educativas, se
detecta una problemática que atraviesa a la comunidad toda y afecta “las metas
fundamentales que la educación se propone lograr en la formación de la persona:
aprender a ser, a conocer, a comprender al otro y aprender a hacer”.
Es observable en alumnos de escuela secundaria la
pérdida o el desconocimiento de los valores humanos que hacen a una convivencia
armónica, lo que se traduce en situaciones conflictivas desplegadas a través de
variadas formas. Creo que una de las causas que produce estas manifestaciones
negativas y destructivas es la falta del sentido de pertenencia a la
institución educativa.
Hoy vivimos para nosotros
mismos sin preocuparnos por nuestras tradiciones y nuestra posteridad: el
sentido histórico ha sido olvidado de la misma manera que los valores y las
instituciones sociales. Por eso el colegio se parece más a un desierto que a un
cuartel (y eso que un cuartel es ya en sí un desierto), donde los jóvenes
vegetan sin grandes motivaciones ni intereses, en consonancia con el
surgimiento de un perfil inédito del individuo en sus relaciones con él mismo y
su cuerpo, con los demás, el mundo y el tiempo, extendiéndose un individualismo
puro, desprovisto de los últimos valores sociales y morales que coexistían aún
con el reino glorioso del homo economicus, de la familia, de la revolución y
del arte.
Si nos apartamos de los valores, quedamos recluidos
en nuestro yo y nos empobrecemos, porque por naturaleza somos “seres de
encuentro”: vivimos como personas, nos desarrollamos y maduramos como tales
creando toda serie de encuentros. Los valores nos ofrecen posibilidades para
crear esa alta forma de unidad que llamamos encuentro, en sentido riguroso.
El deterioro social que se ve reflejado en las
distintas realidades socio-económicas-familiares que viven los alumnos trae
como consecuencia el bajo rendimiento de las capacidades intelectuales, el desinterés
y el descreimiento de los valores. Estas circunstancias repercuten en la
escuela.
El aprendizaje es la
resultante del intercambio sensible entre el mundo externo y el mundo interno;
donde el movimiento, los sentimientos, la imaginación, el pensamiento, la
creatividad y la experiencia personal están presentes. Hoy vemos que ese
intercambio se ve opacado por las influencias de los medios masivos de
comunicación y consumo, las tecnologías, las imposiciones de la moda, que
invaden estos mundos y hacen que entren en crisis. Dejando a los adolescentes
con ansiedades y frustraciones por no poder responder a todas estas ofertas
vertiginosas. Interfiriéndolos en la comunicación con los otros y
debilitándolos en su capacidad de reflexión personal. Volviéndolos vulnerables
e inseguros con respecto a su presente y futuro.
Autor: Eduardo Bertolotti



